La 4116, hoy una ya "consagrada actriz de cine", por su actuación en las películas "Evita" y "Siete años en el Tibet", se lució poderosa entre nubes de vapor y largos toques de silbato traccionando a su tren dentro del importante y hermoso "Parque Botánico" Eva Hajduk de 7 Ha tan prolijamente cuidado alrededor de la estación, y que le confiere un estilo a antigua localidad de turismo campestre que hoy ya es muy difícil de encontrar.
Junto a la Beyer Peacock el público pudo disfrutar de la ya "jubilada" vaporera 3333 en exposición estática permanente en el andén Norte, para regocijo de los ojos de los cotidianos pasajeros de LGR.
Podemos observar algunas vistas de la bella estación, posiblemente la más hermosa del Sur del GBA, ubicada a 28 km de Plaza C. Su nombre recuerda al castillo del Conde Ranelagh a orillas del Támesis, cerca de Londres, un típico homenaje de las autoridades inglesas del FCS de por aquel entonces. Al respecto es interesante recordar que durante la primera presidencia del Gral. Perón, se le cambió el nombre de Ranelagh por el de Carlos Spegazzini (un destacado botánico italiano), volviéndose posteriormente a la nomenclatura primitiva luego del cambio de gobierno, en 1956.
Pero como la historia siempre se repite, y nunca terminamos de aprender, durante la Guerra de Malvinas el gobierno militar trató de cambiarle nuevamente el nombre, esta vez por el de Capitán Giaccino, quien fuera la primera baja argentina al momento del desembarco. Por suerte, y a diferencia de lo que ocurre hoy en Mar del Plata con su extemporáneo e inútil cambio de nombre, en esta oportunidad los habitantes del Partido de Berazategui se opusieron con gran energía y consiguieron abortar el nuevo cambio. Un ejemplo seguramente digno de imitar.
La penúltima foto muestra una de las tantas pinturas ferroviarias que fueron expuestas por aficcionados y alumnos que conforman una muy destacable y siempre activa movida cultural del joven y pujante Partido de Berazategui, arte que por lo visto también "se contagia" a los clandestinos y subrepticios grafittis anónimos de los coches de LGR...
Por último, una toma que se podría considerar por un lado como quizá un tanto romántica, la señal en el crepúsculo autorizando la partida de un tren ascendente de LGR, pero que también da un crudo testimonio de una realidad de nuestros concesionarios de pasajeros: Las señales de brazo sin iluminación nocturna, como para que los maquinistas se luzcan adivinando de noche o con niebla. Bueno, no siempre todo es perfecto ...














Fotos y texto: Amilcar Theriano
Para Plataforma14 - Ranelagh - Mayo 2011.