II Fiesta de la Trocha Angosta en Espora 23 de Septiembre de 2007 por Dario Cubilla
Nos encontramos a las 9hs en la estación de Haedo con el amigo Héctor Benedetti, compañero de la travesía que hicimos hace unos mese a La Plata. De ahí partimos a buscar a otra pasajera y luego por autopista del oeste hasta Lujan y su continuación por ruta 7 hasta pasar la ciudad de San Andrés de Giles. Unos kms mas adelante, pasando el cruce con la 41 sale sobre mano izquierda un camino enripiado señalizado que nos lleva luego de varias curvas y contracurvas a la estación de Espora, una típica construcción de la CGBA que a pesar de los años todavía conserva su dignidad. Llegamos cerca de las 11hs, todavía no había gran cantidad de gente por lo que pude conseguir un buen lugar bajo la sombra para dejar el auto, si bien eso me complicó a la vuelta porque quedé encerrado y tuve que dar un rodeo bastante largo.
Lo primero que hice fue acercarme hasta el edificio, el cual estaba cubierto
en sus paredes internas de fotografías de distintos momentos que ilustraban
el trabajo de la asociación Amigos del Ferrocarril Belgrano. A las fotos del
año pasado se agregaban nuevas, así como relatos de las distintas vivencias
como ser el encuentro de las primeras zorras, experiencias de los
participantes, etc.
Al poco tiempo empezó a llegar mas y mas gente. Con mucho acierto los
organizadores instalaron mesas y sillas sobre lo que eran las vías
auxiliares, la principal estaba completamente destapada, la vía segunda
todavía tiene pasto encima y la vía tercera también está libre.
Por detrás del edificio los asadores ya habían empezado a poner los primeros
chorizos y carnes para que cerca del mediodía todo estuviera listo. También
había algunos puestos con productos regionales y artesanías.
Frente al edificio, a un costado de las sillas y mesas se montó un escenario
sobre un remolque donde estaban los equipos de audio y el locutor, que
pasaba música de tinte folklórico. Por los altoparlantes anunciaba que a las
12hs se produciría la llegada de las zorras de las distintas bases que
tienen por mision desmalezar y mantener la traza limpia.
Tal como había sido anunciado, a las 12.06 (el mismo horario en que pasaba
el tren por Espora) fueron llegando una por una las zorras, autovías y
artefactos ferroviarios de distinta manufactura, cada una tocando su bocina
estridentemente. Fue un espectáculo inolvidable, la gente aplaudiendo,
algunos hasta con algún lagrimón y como broche de oro unos fuegos
artificiales y estridencias varias. En la zorra de la base Plomer venía mi
querido amigo Roberto Rocco filmando en la parte de adelante, según me contó
luego fueron varias horas de viaje con viento en contra.
La fiesta comenzó y el día acompañaba, a pesar que parecía que se iba a
empañar el solcito nos daba su calor y salvo alguna que otra nube traviesa y
el frío de alguna ráfaga de viento se notaba que el disfrute iba a ser
total.
Nos dirigimos a la mesa donde se sacaban los números para la comida, había
para elegir y de la mejor carne, la verdad que esta vez pusieron toda la
carne al asador y nos deleitamos con unos choris y sanguches de vacío que
eran para chuparse los dedos (acá se me fue un poco la veta artística, sepan
disculpar)
Mientras la fiesta avanzaba la gente llegaba y yo me iba encontrando con
distintos amigos del medio ferroaficionado. Me detuve bastante tiempo en el
stand que Andrés Santos montó para exhibir las últimas "Todo Trenes" junto a
unos dibujos de su autoría. Los que compré yo me los hice autografiar, para
mi tienen mucho valor y la persona de Andrés con su humildad y
caballerosidad no dejó de sorprenderse, jajaja.
Aproximadamente a las 14.30 hs llegó la troupe de Alepolvorines, al cual
tuve el gusto de saludar en persona. También tuve el placer de saludar a
Fede Pallés, que fue quien con su página El Satélite Ferroviario me despertó
el bichito por los ferrocarriles. Como dice otro amigo en común, Daniel
Lopez, para mi que soy programador y adicto a la PC es como si me
entrevistara con Bill Gates, je.
A propósito de Daniel Lopez, el se llevó un furgón de cola de su
fabricación, a escala 1 en 10 si mal no recuerdo, el cual expuso sobre unas
cajas junto a un pequeño tramo de vía de madera. También trajo fotos de su
Tren de las Rosas. La gente lo invadía a preguntas y el gustoso relataba la
aventura de construir un ferrocarril a escala con todas las de la ley. Tuvo
los mismos inconvenientes que cualquier ferrocarril que se precie de serlo
tiene, como ser expropiar los terrenos para la traza, construir la estación,
galpones, alcantarillas, material rodante, asentar el balasto, instalar los
durmientes y rieles, montar las señales y tener un centro de control de
todo. Si hasta se puede dar el lujo de viajar sobre sus propios trenes, el
sueño del pibe hecho realidad. Aproveché para hacerle un mangazo ya que se
que el tiene la colección completa de la Todo Trenes, la vez que lo vi hasta
las tenía encuadernadas, todo un capo!
La tarde avanzaba y yo aprovechaba para colarme en cualquier conversación y
tratar de aprender algo de cada uno, en un momento dado creo que Damian Di
Pascuale estaba dando una charla en la estación sobre como fue la historia
del CGBA y como nos quedamos sin el a través de las políticas de destrucción
ferroviaria de las últimas décadas.
También expuso cuales eran los objetivos de Amigos del Ferrocarril Belgrano,
si bien por ahora no se podrá correr un tren de pasajeros debido a problemas
de infraestructura y burocracia de la CNRT por lo menos nos dejó la
esperanza de poder correr próximamente algún servicio de tipo turístico.
Como siempre nuestros queridos funcionarios impidiendo que los pueblos
tengan medios de comunicación ágiles y de bajo costo.
Mientras tanto los partidos de tabas al costado de la estación y las
carreras de sortijas estaban en su apogeo. Según me contó Héctor los
paisanos tienen un extraño código que solo ellos conocen y mediante el cual
hacen sus apuestas en cada oportunidad que se les presenta. No pude apreciar
lo de las tabas pero si pude acercarme hasta la pista donde corrían las
carreras de sortijas. El organizador tuvo que pedir reiteradas veces que
corran los autos para que pudieran descargar los caballos que venían en
camiones y así poder avanzar con las competencias. Y así la fiesta, los amigos, el asado, las tabas y las carreras fueron dando
paso al regreso, que lamentablemente tuvimos que hacer luego de pasar un día
precioso junto a esta gente linda y loca por los trenes.
Texto y Fotos: Dario Cubilla
Opinión de Clarín del 24/09/07
19:31 |
Una estación de campo se vistió de fiesta para recordar al tren de trocha angosta
Miguel Middonno. De la Redacción de Clarín.com.
mmiddonno@claringlobal.com.ar
Es mediodía y el andén de Espora, una vieja estación de campo a 130 kilómetros de Buenos Aires, desborda de gente. A los costados, caballos y autos pugnan por un lugar donde recuperarse luego de desandar sinuosos caminos de tierra. Los vendedores, mientras tanto, exhiben con orgullo sus productos. Parece una escena robada de cuando las vías eran sinónimo de progreso, pero no es así: se trata de la segunda edición de la fiesta del tren de trocha angosta, un encuentro que demuestra que -aunque ya no circule- el ferrocarril en este rincón de San Andrés de Giles todavía resiste.
El evento se realizó ayer y fue organizado por la "Asociación de Amigos del ferrocarril General Belgrano", una organización no gubernamental que trabaja por la conservación de parte de ese ramal. La convocatoria reunió a más de 800 personas que en una jornada dominada por el sol y el viento disfrutaron de espectáculos de destreza criolla, recitales folclóricos y comidas típicas, entre otras actividades dispuestas en torno a la estación ferroviaria.
El tren pasaba por Espora a las 12.06. Siempre puntual, según cuentan viejos trabajadores rurales. Ayer, y como fue costumbre durante décadas, las vías volvieron a estremecerse a esa hora. Pero esta vez, en lugar de aquella recordada formación, asomaron las siluetas de varios aficionados a bordo de sus pequeños vehículos ferroviarios. Con esas zorras y autovías recorren periódicamente el ramal y trabajan para evitar su deterioro.
La tarde dio paso a los destrezas gauchas. Mientras a un costado de la estación varios paisanos jugaban a la taba, las carreras de sortija y las competencias cuadreras se convirtieron en un imán para los hombres del campo. También para un grupo de ciclistas, que se adhirió al festejo y arribó a Espora tras pedalear por las vías.
Los cantores de la zona también aportaron lo suyo y se hicieron oír mientras los más chicos disfrutaban de los viajes en zorra. La gente se fue con el atardecer, envuelta en el mismo silencio en que había llegado. Cuando la noche se adueñó de Espora, en el andén sólo quedaba un grupo de aficionados, concentrado en un video ferroviario. Al menos por una tarde, la utopía del regreso del tren de trocha angosta le había vuelto a ganar la batalla a la nostalgia.
Extraido del Clarín digital del día 24/09/2007
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